Debemos ser como nuestros propios compañer@s, un@ más, ejercer de líder, sí, pero de líder infiltrado, un/a líder que conoce su equipo, su grupo, que interactúa con él, que pide opiniones y observa, que esta pendiente, por eso uno es considerado como líder, por que tiene un valor añadido en el grupo, un extra de competencias y debemos de utilizarlas elevadas a su máxima potencia.
El liderazgo situacional o en su versión más especialista, el liderazgo adaptativo es aquel que deberíamos de entrenar para conseguir ese éxito en nuestras relaciones internas de equipo o externas, es el futuro más inmediato, y debemos de empezar a entrenar sus competencias.
Cada persona posee una personalidad individual, única, inimitable, por lo que no podemos ejercer un mismo liderazgo para un grupo de personas, por la simpe justificación de que nosotr@s como líder somos así, esta es nuestra personalidad, no, he aquí el error más común, debemos de ser camaleónicos ante las diversas situaciones y personas, debemos de tener como herramienta fundamental la empatía y una actitud proactiva para conseguir resultados exitosos.
Inteligencia infiltrada me atrevería a denominar está actitud que debemos de poseer, tenemos que conocer el negocio, pero más importante a nuestras personas, a esas con las que nos debemos de identificar, ya no vale eso de “una de cal, y una de arena” este dicho en nuestra profesión ha quedado anacrónico, quizás las empresas más tradicionales lo sigan haciendo, empresas tradicionales, con empleados tradicionales, ell@s son otro mundo.
No tratar a cada persona como se merece, ni siquiera tratarla como ella es propiamente, sino crear una sinergia entre ella y nosotros, hay que saber qué espera el otro de nosotros y lo que nosotros podemos aportarle a él como “único en su especie”, he ahí ese liderazgo adaptativo, pero siempre a través de la Inteligencia Infiltrada.
El liderazgo situacional o en su versión más especialista, el liderazgo adaptativo es aquel que deberíamos de entrenar para conseguir ese éxito en nuestras relaciones internas de equipo o externas, es el futuro más inmediato, y debemos de empezar a entrenar sus competencias.
Cada persona posee una personalidad individual, única, inimitable, por lo que no podemos ejercer un mismo liderazgo para un grupo de personas, por la simpe justificación de que nosotr@s como líder somos así, esta es nuestra personalidad, no, he aquí el error más común, debemos de ser camaleónicos ante las diversas situaciones y personas, debemos de tener como herramienta fundamental la empatía y una actitud proactiva para conseguir resultados exitosos.
Inteligencia infiltrada me atrevería a denominar está actitud que debemos de poseer, tenemos que conocer el negocio, pero más importante a nuestras personas, a esas con las que nos debemos de identificar, ya no vale eso de “una de cal, y una de arena” este dicho en nuestra profesión ha quedado anacrónico, quizás las empresas más tradicionales lo sigan haciendo, empresas tradicionales, con empleados tradicionales, ell@s son otro mundo.
No tratar a cada persona como se merece, ni siquiera tratarla como ella es propiamente, sino crear una sinergia entre ella y nosotros, hay que saber qué espera el otro de nosotros y lo que nosotros podemos aportarle a él como “único en su especie”, he ahí ese liderazgo adaptativo, pero siempre a través de la Inteligencia Infiltrada.
Iván Suárez Vázquez.